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13 de junio de 2012

La casa de Bernarda Alba

Las hijas de Bernarda Alba, Martirio, Angustias y Adela están todavía guardando luto por la muerte de su padre, fallecido hace dos meses. Su madre no les deja poner otra ropa que no sea negra porque quiere que las hijas guarden luto. No les deja salir, solo si van al instituto.

Martirio, la mayor, tiene dieciseis años, Angustias quince, y Adela, la pequeña, tiene catorce años. Como no salen nunca, las tres se enamoran de su vecino Pepe el romano y acaban discutiendo.



MARTIRIO: Yo soy la mayor y la más madura de las tres. Tiene que ser mi novio.
ANGUSTIAS: Yo soy la mediana y la más divertida de las tres, por eso debe ser mi novio.
ADELA: Yo soy la más joven de las tres y por supuesto la más guapa. Por eso Pepe el romano quiere ser mi novio. Si vosotras sois las más feas de la casa. ¡Si hasta la Poncia es más guapa que vosotras dos juntas! Pero no más guapa que yo, claro.
PONCIA: ¡Dejad ya de discutir! ¡Sois hermanas!
ADELA: (enfadada) Poncia, perdona.
BERNARDA: Ninguna de mis hijas se casará con el vecino Pepe el romano. Ni tú, Martirio, ni tú, Angustias, y menos tú, Adela, mi pequeño angelito. Por los menos tened un poco de vergüenza. Estáis de luto y estáis pensando en chicos.
MARTIRIO: En chicos no; en el vecino de enfrente.
ANGUSTIAS: En el vecino...
ADELA: ¡Si no pensáis en chicos, tampoco en Pepe el romano! Madre, yo le quiero. Si no puedo estar con él, haré alguna locura.
PEPE EL ROMANO: Estas tres mujeres están por mis huesos... ¿Con cuál me quedo? ¿Con Martirio, la más madura, o con Angustias, la más divertida? Pero las dos son feas. ¿Me quedo con la más joven, que es más guapa? Eso, mejor me quedo con Adela.
BERNARDA: Pepe el romsno, no te casarás ni serás novio de ninguna de mis hijas, pero te doy la mano de mi criada, que es la más guapa de la casa después de Adela, y la más fiel que conozco.
PEPE EL ROMANO: Pero tú me tienes que comprar una casa para que vivamos la Poncia y yo. (Besa a la Poncia)
ADELA: (deja una carta) ¡Adiós, Pepe el romano! Adiós, hermanas. Madre: si no puedo tener a Pepe el romano me voy. ¡Adiós! (Se suicida)
MARTIRIO: (llorando) ¡Adiós!
ANGUSTIAS: (llorando) ¡Adiós!

Al cabo de tres años, Poncia seguía viviendo con Pepe el romano, habían tenido una hija llamada Adela, eran felices y comían perdices.

Bader Domínguez (2º C ESO)

 

4 de junio de 2012

La casa de Bernarda Alba


BERNARDA: (Gritando) ¡Poncia, sube a mi "recámara"!
PONCIA: Sí, señora Bernarda.
BERNARDA: Llama a mi hija Adela, por favor.
PONCIA: Sí, señora Bernarda. 

(Sale de la "recámara" y va a llamar a Adela) 

ADELA: Voy, madre. 
BERNARDA: Hija, debes olvidarte de Pepe, ¡él no te merece!
PONCIA: Creo que tu madre tiene razón. No te merece, ni a ti, ni a ninguna de tus hermanas.
ADELA: Poncia, no te metas, por favor.
PONCIA: Sí, señorita Adela.
ADELA: Pepe sí me merece y yo le gusto. Soy guapa y tengo todo lo que él busca.
BERNARDA: Pero tú no eres tan madura como tus hermanas.

(Poncia escucha el timbre de la puerta)

PONCIA: Sí, ya voy.

La Poncia abre la puerta y recibe una nota para Martirio, Adela y Angustias. Poncia iba a abrir la carta, cuando la ve Martirio.

MARTIRIO: Poncia, ¿qué es esto?
PONCIA: Una carta de Pepe para ti, Adela y Angustias.
MARTIRIO: ¿Y por qué la abres tú, si puede saberse?
PONCIA: ¡Perdóname, señorita Martirio! ¡Sé que hice mal!

Martirio abre la carta y la lee. Era una invitación en un restaurante de Pepe para Martirio, Angustias y Adela. Las tres hermanas llegan al restaurante.

PEPE: He querido invitaros a las tres para decidir definitivamente con cuál de vosotras me quedo.
MARTIRIO: Yo podría ofrecerte sinceridad, estabilidad en la pareja, respeto...
ANGUSTIAS: Yo soy demasiado mayor para ti, pero... ¡El amor no tiene edad!
ADELA: Yo soy joven y guapa, y te puedo ofrecer hijos, no como mis hermanas.
PEPE: ¡Ya me vale! Tengo suficiente información para elegir, y mi decisión es... ¡Casarme con Adela!

Martirio y Angustias se levantan de la mesa y se van para casa.

MARTIRIO: (llorando) ¡Madre, Pepe se quedó con Adela!
BERNARDA: ¿Cómo? ¡Ya dije que Pepe no le convenía!
PONCIA: Señora, deje que Adela disfrute de su juventud. Si ella quiere y él también, no podemos hacer nada.
BERNARDA: Poncia, por primera vez creo que tienes razón.

Adela se casó con Pepe y tuvieron hijos, y al final Martirio y Angustias también encontraron a sus príncipes.

YASMINA AL-LAL (2º C ESO)



24 de mayo de 2012

La Celestina

Estaba Melibea en casa con su padre... 

PLEBERIO: Melibea, por favor, ve a la biblioteca y consígueme los mejores libros que hablen sobre el amor.
MELIBEA: Pero padre, ¿por qué quieres unos libros así?
PLEBERIO: Hace tanto que quedé viudo de tu madre, que se me olvidó cómo era el amor.
MELIBEA: Padre, el amor ya te lo doy yo.
PLEBERIO: Sí, hija, pero hay distintos tipos de amor; el de los hijos no es como el de la pareja.
MELIBEA: Ya comprendo, padre. Espero que algún día yo también me enamore.

(Tocan en la puerta)

PLEBERIO: No te preocupes, hija, ya voy yo a abrir la puerta. Tú sigue buscando los libros.

(Abre la puerta y se encuentra a una mujer cargada con una cesta de rosas)

PLEBERIO: Hola, ¿es que vende usted flores?
AREÚSA: Soy Areúsa, y reparto flores a las personas que más me gustan, y ese eres tú.
PLEBERIO: (Ríe) ¡Ja, ja, ja! ¡Cúanto timepo hace que no escucho eso de ninguna mujer! Yo soy Pleberio, estoy viudo y tengo una hija. ¿A qué te dedicas tú?
AREÚSA: Si me invitas a tomar café te explico a qué me dedico.

(Entra Melibea)

MELIBEA: Padre, ya tengo los libros que buscabas, y creo que son los más bonitos y románticos.
PLEBERIO: Mira hija, te presento a Areúsa.

(Melibea la saluda y deja los libros encima de la mesa, que con curiosidad coge Areúsa)

AREÚSA: ¿De  qué tratan estos libros? Porque yo nunca leí sobre el amor; para mí no significa nada.
PLEBERIO: El amor es algo muy importante y maravilloso.
AREÚSA: Pues mi madre me enseñó más bien cosas de mi profesión.
PLEBERIO: Creo que nos llevaremos charlando bastante rato...

Areúsa le habla de su madre Celestina, que era alcahueta, pero Areúsa estaba dudando entre el amor y su profesión, pues se enamoró de Pleberio desde la primera vez. Pleberio le recordó bien el amor que hacía tanto tiempo que no sentía.

MELIBEA: Me alegro, padre, de que por fin puedas rehacer tu vida. Mi madre murió siendo yo una niña, y tienes derecho a rehacer tu vida.

Pleberio y Areúsa se comprenden y se aman sobre todas las cosas.

MELIBEA: Voy a salir a comprar algo para celebrar vuestro encuentro. (Sale)

Estando en la calle, Melibea tropieza y se le cae la tartita que compró para celebrar con su padre y Areúsa. La tarta cae junto a los pies de Calisto.

CALISTO: ¡Oh, jovencita, lo siento! ¡Qué tartita más bonita se desperdició!
MELIBEA: ¡Qué pena! Era para celebrar el final feliz de unos enmaorados.
CALISTO: ¡Qué bonito! Me gustaría colaborar.
MELIBEA: ¿Y cómo, si ni siquiera nos conocemos?
CALISTO: Pues ya nos conocemos: Soy Calisto. (Melibea se va)

Pasaron unos días y a Calisto no se le quita de la cabeza la carita de Melibea. Se enamoró a primera vista de ella, pero se dio cuenta de que a ella no le interesaba nada, y pensó en la manera de conquistarla. Compró una joya muy valiosa que sorprendería a cualquier mujer y buscó a alguien que pudiera ayudarlo. Recordó que tenía por amiga a Celestina, pero era su amigo Centurio quien llevaba los recados a Celestina.

CELESTINA: Hola, Centurio. ¿Qué te trae por aquí?
CENTURIO: Pues como de costumbre, Calisto necesita que lo ayudemos.
CELESTINA: Si quiere que le ayude que me mande dos criados.
CENTURIO: Pues muy bien, porque Calisto los tiene preparados. Él te conoce muy bien y sabe siempre lo que a ti te gusta.

(Llega Calisto con dos sirvientes)

CELESTINA: Hola, Calisto, algo te trae por aquí. Tus ojos brillan más que otras veces.
CALISTO: Pues sí. Nunca te equivocas. Tengo a los dos criados que querías: Sempronio y Pármeno.
CELESTINA: Muy bien.

Calisto le contó a Celestina todo acerca de la chica Melibea, a la que quería conquistar con todo su corazón. Celestina lo comprende.

CELESTINA: ¡Manos a la obra!

Sempronio y Pármeno trabajaron para Celestina, fabricando una casita en lo alto de un árbol, rodeada de muchos nidos de pajaritos, porque eso era lo que le gustaba a Melibea. Dentro de esa casita había un hermoso collar de oro y brillantes rodeado de unas rosas rojas.

CALISTO: Al fin terminé. Creo que Melibea se enamorará de mí cuando vea la casita frente a su ventana y rodeada de nidos de pajaritos.
MELIBEA: ¡Qué bonita casita me prepara Calisto como regalo! ¡Pues iré a la cita que me ha pedido!

Cuando subía por las escaleras, Calisto tropieza y se mata al caer desde lo alto del árbol. Melibea, al verlo, se asusta, cae y muere también. Y esa fue la desgracia.


 Asma Bouzarioh Lahbib 

Grupo 2º C ESO

IES RUSADIR, 2011-12


8 de mayo de 2012

Don Quijote

Había una vez un hombre al que le gustaba leer historias de caballeros andantes, y decidió imitar a los protagonistas de estas historias.

Un día el Quijote se vistió de caballero y salió a cabalgar con su caballo blanco montaña tras montaña, pradera tras pradera,  pueblo tras pueblo, y se encontró con Sancho, un viajero que decidió acompañarle.

Quijote viajaba en su caballo, y Sancho en burro. Juntos fueron luchando contra los malos caballeros que atacaban aldeas, comercios, y casas.

Lucha tras lucha consiguieron derrotar a todos los malos y fueron caballeros para hacer el bien y traer la felicidad a los pueblos.


Omar Halhal (2º C ESO)

10 de abril de 2012

El Quijote

Existía en la Mancha un hidalgo humilde que se llamaba Alonso Quijano. Un día fue a una biblioteca pública y leyó un libro de caballeros, y mientras leía se volvió loco pensando que el caballero era él. Siempre iba con su escudero Sancho Panza.

De camino a casa se encontró con una mujer llamada Dulcinea, muy linda. Él no para de pensar en ella y se imagina que se casa con ella y tienen hijos. Cuando se dio cuenta de que todo era un sueño dijo: "¡Ojalá el sueño se convierta en realidad!"



Salió de compras con su escudero y se encontró con la mujer, se acercó a ella y le dijo:
- ¿Quieres casarte conmigo?
- ¡Sí!, le contestó ella.

Cuatro semanas después hicieron una gran fiesta para celebrar la boda. Se fueron de luna de miel, y Dulcinea volvió embarazada de dos gemelas, y muy contentos los dos empezaron a comprar ropa...

Yasmina Al-lal Mohamed (2º C ESO)

22 de marzo de 2012

Lazarillo de Tormes

Érase una vez una joven humilde, que vivía en un pueblo muy lejos de la ciudad. Sus padres tenían problemas económicos, y como no podían criarlo, lo abandonaron cuando tenía tres años.

Él vive con una vieja amiga de su madre. Tiene que buscarse la vida, y trabaja picando piedras en una granja. Ya es conocido,  y tiene varios amos.


El 14 de mayo de 1553, su madre biológica fue a visitar a su amiga (la madre adoptiva de Lazarillo). Cuando llegó a la casa, se encontró con que su hijo Lazarillo no sabía nada. Lazarillo se sintió incómodo cuando su madre entró en la casa y se fue a su habitación, pero su madre le persiguó y le dijo:
- Lazarillo, ¿no crees que tenemos una conversación pendiente?
- No sé quién eres -, le contestó Lazarillo.
- ¡Soy tu madre biológica!

Al principio Lazarillo no quería hablar con ella, pero cuando le explicó por qué lo había abandonado, él la entendió y se reconciliaron. La madre se quería llevar a Lazarillo con ella, pero su amiga no le dejó, y la denunció.

El 27 de noviembre de 1671 fueron a juicio, y le dieron la patria potestad de Lazarillo. La madre se puso contenta, y la amiga reconoció que hizo mal al denunciarla y le pidió perdón.

Lazarillo fue a casa de su madre y vio que estaba muy bien económicamente y le dijo:
- Mamá, ya que tienes dinero para pagar mis estudios, quiero estudiar medicina. - A la madre le pareció una idea excelente. 

Desde entonces, la vida de Lazarillo fue mejor. Trabajaba y tenía unos ahorros. Fue al horfanato donde él estuvo y donó todo su dinero. Los niños, muy contentos, le decían:
- Gracias, gracias. Lazarillo, te echamos de menos en el horfanato. ¡Te queremos todos!

Y él volvió a su casa y le contó todo lo sucedido a su madre.


Yasmina Al-lal (2º C ESO)


20 de marzo de 2012

El Quijote

Érase una vez un chico hidalgo muy humilde que se llamaba Quijote. Vivía en un molino con su amigo Sancho Panza. Quijote era un caballero que enloquecía a las mujeres, y como luchaba con su caballo y su espada, tenía un escudero que era Sancho Panza, que iba en burro. 

Quijote aprendió a luchar muy bien gracias a los libros que leyó de caballería. Todos los días iba a dar un paseo con su escudero, pero Sancho no era muy afortunado con las mujeres. Era un poco humilde: le gustaba comer mucho, pero no tenía dinero. Eran muy pobres, ganaban dinero de una forma... Cuando luchaban y ganaban cogían el dinero de los enemigos caídos en el suelo. Con eso compraban algo para poder comer, y así hacían todos los días.

Quijote amaba a una mujer idealizada que se llamaba Dulcinea. Un día se puso contento y se lo dijo a su escudero Sancho, que se rio. Quijote fue para Dulcinea y le pidió una cita. Dulcinea se lo pensó un rato y le dijo que sí. Quijote fue al molino muy contento y le dijo al escudero que Dulcinea le había dicho que sí.
- Es guapa, bella y muy humilde -, le dijo.

Sancho no se lo creyó hasta que lo vio con sus propios ojos, pillándose de la menor, y luego se lo creyó.

Gafur (2º C ESO)


17 de marzo de 2012

El "Lanzarillo" de Tormes

Érase una vez un niño que era humilde y pobre; se ganaba la vida como podía. Tenía varios amos, todos insufriblemente inaguantables, excepto uno de ellos que era ciego. El niño le hacía jugarretas con la comida, bueno, se aprovechaba cuanto podía para cogerle comida. Era un buen chaval, aunque un poco nervioso.

Al emperador o amo le caía muy bien. Le caía tan bien, que algunas veces le decía que se sentara a comer con él.

Pasaron diez años, y por una noticia el joven averiguó que sus padres no habían muerto, sino que lo habían abandonado. Pasaron tres años más, y el emperador le propuso al joven que fuera su hijo, que lo iba a adoptar. Tras diez minutos pensando, el joven le dijo al emperador que sí, que sería su hijo.

Cuando murió su padrastro, el joven -ya no tan joven- había cumplido los cuarenta y dos años. Era un buen hombre, muy noble. Se casó con una hermosa condesa y tuvieron dios maravillosos hijos: una niña que se llamaba Natalia y un niño que se llamaba José.

Cuando creció, con treinta y siete años, Natalia era la reina de casi toda Europa. Era muy lista y hacía un buen trabajo. José era conde de América oceánica y del norte de África. Era muy famoso; era conocido en los cinco continentes. Pero aunque tuviera tanta fama, su inteligencia era casi nula.

Bueno, mirando lo positivo y dejando lo negativo, Natalia se casó con un hombre maravilloso y José con una joven bella y espectacular, y aunque suene raro, los dos invitaron a su boda solamente a los pobres, en honor a su padre.

Bubkar Mohamed Hamed (2º C ESO)


12 de marzo de 2012

El Campeador

Érase una vez un caballero llamado Cid. Era un caballero medieval y tenía un rey que se llamaba Alfonso VI que siempre luchaba contra los moros.



Un día el Cid encontró un caballo negro con la pata fracturada, le curó y fueron amigos. Le puso de nombre "Tornado" y siempre montaba en él. El caballero y su caballo luchaban contra los moros, ganaron batallas y lograron conquistas. 

Una tarde, el caballero perdió una batalla y desapareció durante unos meses. Su caballo murió, y el caballero Cid consiguió otro caballo para sustituir a su amado "Tornado". Empezó a ganar batallas otra vez y al fin derrotó a los moros y conquistó Valencia.

Yasin El Handaui (2º C ESO)

27 de febrero de 2012

El Cid Campeador (II)

Érase una vez un caballero muy famoso por su valentía, por su fuerza y por su inteligencia. Ese caballero se llama El Cid. El Cid ganó batallas, desafíos y combates; era un caballero glorioso. Ganó la guerra contra los musulmanes o moros; desde entonces se llamaba El caballero de oro, con su armadura de oro y su espada lavada con sangre de su peor enemigo. Antes de hacerse llamar "el caballero de oro" era "el caballero de plata". 

El Cid o el caballero de oro también era famoso por su armadura, porque se cuenta que era casi indestructible. Los enemigos no podían atravesar la armadura; se decía que ni siquiera un dragón la podía destruir. 

Al cabo de unos años, al Cid se le subió el poder a la cabeza y se volvió algo maligno. Su armadura cambió de dorada a oscura, por eso en la actualidad se llama El caballero oscuro. Era tan malo que el caballero dorado despertó de la más profunda oscuridad para acabar con esto, y lo hizo. Su corazón era más noble que una aldea entera, pero su armadura permaneció en la profunda oscuridad. Por esto cambió el nombre de "noble caballero dorado" por el de "noble caballero oscuro".

Bubkar Mohamed Hamed (2º C ESO)


26 de febrero de 2012

El Cid Campeador (I)


Era un caballero medieval llamado Rodrigo Díaz de Vivar, que vivía en un pueblo alejado de la gran ciudad. Él quería conquistar una ciudad. 

Tenía un rey, que se llamaba Alfonso VI, y siempre que él quería hacer algo acudía a su rey para que le aconsejara. El rey le dijo que conquistara Valencia. Él se informó sobre Valencia y veía que era un poco difícil luchar contra los moros, porque eran muy fuertes.

El día 10 de noviembre puso en marcha la conquista, fue a Valencia y se puso a luchar contra los moros. Cuatro días después su rey le dijo que tenía que luchar de nuevo porque no ganaron y faltaba otra batalla. El día 16 fue otra vez a luchar.

A los cuatro días el rey recibió el resultado de la lucha, y vio que había ganado. El caballero se puso muy contento y se mudó a  Valencia. Se llevó a sus vecinos del pueblo y a todos les gustó la ciudad, y se quedaron a vivir.

Yasmina Al-lal Mohamed (2º C ESO)


31 de enero de 2012

La casa del shitan

Había una vez una casa abandonada desde hacía muchos años. En aquella casa se dice que vivían tres familias de tres religiones distintas: una familia era hindú, otra de religión hebrea y otra era paquistaní. En la casa había tres ídolos distintos que alababan sin parar, pero como la casa era lo suficientemente grande, cada una podía llevar libremente su religión.

Una noche muy lluviosa y con mucho viento, las tres familias soñaron que se acercaba una oscuridad negra que atravesaba las ventanas de los cuartos y oían una voz que decía:  

- ¡Ja, ja, ja! Soy Satanás, que atravieso paredes y ventanas para ocultarme entre vuestros ídolos, porque estos ídolos son míos y me gusta que los alabéis. 

Cuando despertaron al día siguiente, todos murmuraron y se contaron los sueños, y descubrieron que todos habían soñado lo mismo.




Aquellas familias siguieron viviendo sus vidas y alabando a sus ídolos. Pero un día pasó un anciano con vestidura blanca y pegó en la puerta de quella casa. Una de las personas de la casa abrió la puerta y le preguntó quién era. El anciano le respondió: 

- Soy un musulmán que sólo pido cobijo para unas noches. Vengo de muy lejos y no tengo familiares ni conozco a nadie por aquí.

Porque hacía mucho frío y lluvia, el anciano estaba helado, y le hicieron pasar y le dieron una habitación. El anciano quedó muy contento y dándole las gracias a todos. Sacó sus cosas de un saco que llevaba. Lo primero que sacó fue un libro del Corán que en sus ratos libres recitaba en voz alta. Las vecinas lo escucharon, y cuando el anciano salió de la casa, le preguntaron:

- ¿Cuál es tu religión?
- Mi religión es el Islam, mi Dios es Al-lah y mi libro es el Corán, que recito cada noche y cada día. 
- ¿Qué has soñado esta noche? ¿Acaso has soñado lo mismo que nosotros?
- He soñado con una nube blanca quiada por dos ángeles, que la llevaron hasta mi libro. Yo recitaba, y oí una voz que decía: "Esta es la verdadera religión, porque es escrita por Al-lah"

Todos se sorprendieron de que su sueño fuera distinto que el de todos los demás, y le preguntaron que por qué él había soñado una cosa distinta. El anciano contestó:

- Porque Satanás no puede acercarse al Corán ni recitarlo, porque con las palabras de Al-lah se quemaría. Por eso soñé con una nube blanca y dos ángeles.


Contado por: Asmae Bouzarioh Lahbib (2º C ESO)

14 de enero de 2012

Historia: Frankenstein

Hace mucho, mucho tiempo, un científico corrupto trabajaba en una clínica, y su jefe al ver que se volvía loco lo despidió. Entonces, recogió sus cosas y se trasladó al sótano de su casa y allí empezó a hacer experimentos.

Un día vino a visitarle un funcionario, y el científico lo detuvo en su sótano para probar uno de sus experimentos más misteriosos. Le inyectó algo al funcionario en el cuello y éste se cayó al suelo sin dar señales de vida. El científico lo cogió, lo puso encima de su camilla, lo amarró y empezó a trabajar en su experimiento: le cortó la cabeza, sacó su cerebro y lo puso en una especie de frasco, cosió la cabeza y le puso dos tornillos enormes a los lados.

El funcionario empezó a crecer y a volverse de color verde y monstruosamente feo. El científico, al verlo transformado, se escapó y se escondió debajo de la mesa, porque la puerta estaba atascada y no se podía abrir. 

Al despertar, el científico le llamó Frankenstein, y así recibió su nombre el funcionario monstruoso.


Omar Halhal Hamida (2º C ESO)

19 de diciembre de 2011

La casa del shaitan

Había una vez una niña de ocho años que vivía con su madre. Tenían una casa muy aislada de la ciudad.

Una noche, la niña estuvo leyendo un cuento en su habitación; se llamaba La casa del shaitan. Entonces ella vio como la puerta de su habitación se abrió sola, y la cortina se movió. La niña, muy asustada, llora y se va a la habitación de su madre. Le dice:
- ¡Mamá, mamá! ¡Te tienes que levantar! Muy sorprendida, la madre le preguntó: - ¿Qué pasa?
- Es que en mi cuarto están pasando cosas raras, -le dijo la niña, y le contó lo sucedido. La madre se decía en su cabeza: " Pero por Dios, ¿cómo le voy a hacer caso a una niña de ocho años?"
- ¡Vete a tu cuarto! -le contestó a la niña.
- ¡Pero mamá, tengo mucho miedo!
- ¡Me da exactamente igual!

Al día siguiente, la madre fue a la habitación y vio a la niña tumbada en el suelo y desangrada. La madre, muy desesperada, llora y pide ayuda, pero se olvidó de que vivían en una casa muy aislada y sin vecinos.

La madre fue a enterrar a la niña en un campo al lado de su casa, y oyó una voz:
- Es hora de que te vayas a descansar con la niña. - Se dio la vuelta y la mataron, pero cuando aún le quedaba algo de vida, oyó cómo le decían:
- ¡Esto te pasa por no creer a la niña!

Yasmina Al-lal Mohamed (2º C ESO)

28 de noviembre de 2011

Mil clarines de oro


Mil clarines de oro
hacen una eternidad de amor
una hoguera de fuego
enciende mi realidad.

Un día pasaré, estaré allí, mi amor
contigo despierto. Cuando tú estés
a mi lado mi amor se morirá.




Grupo 2º C ESO

18 de noviembre de 2011

La Naturaleza



En la primavera, los niños
juegan en los campos, las ma-
riposas juegan con la flores
y los pájaros intentan tocar
el sol pero no pueden.

El sol es el corazón de
la primavera y la primavera
es el corazón de toda
la naturaleza.

El sol refleja la luz en tus
ojos, y la luz de tus ojos
vuelve al sol.


YASMINA AL-LAL

GRUPO 2º C ESO 2011-12


La bella joven


Dina Mohamed (2º C ESO)

CURSO 2011-12

16 de noviembre de 2011

La Naturaleza


Meryam Sallami (2º C ESO)

2011-12