Érase una vez un caballero muy famoso por su valentía, por su fuerza y por su inteligencia. Ese caballero se llama El Cid. El Cid ganó batallas, desafíos y combates; era un caballero glorioso. Ganó la guerra contra los musulmanes o moros; desde entonces se llamaba El caballero de oro, con su armadura de oro y su espada lavada con sangre de su peor enemigo. Antes de hacerse llamar "el caballero de oro" era "el caballero de plata".
El Cid o el caballero de oro también era famoso por su armadura, porque se cuenta que era casi indestructible. Los enemigos no podían atravesar la armadura; se decía que ni siquiera un dragón la podía destruir.
Al cabo de unos años, al Cid se le subió el poder a la cabeza y se volvió algo maligno. Su armadura cambió de dorada a oscura, por eso en la actualidad se llama El caballero oscuro. Era tan malo que el caballero dorado despertó de la más profunda oscuridad para acabar con esto, y lo hizo. Su corazón era más noble que una aldea entera, pero su armadura permaneció en la profunda oscuridad. Por esto cambió el nombre de "noble caballero dorado" por el de "noble caballero oscuro".
Bubkar Mohamed Hamed (2º C ESO)