PONCIA: Sí, señora Bernarda.
BERNARDA: Llama a mi hija Adela, por favor.
PONCIA: Sí, señora Bernarda.
(Sale de la "recámara" y va a llamar a Adela)
ADELA: Voy, madre.
BERNARDA: Hija, debes olvidarte de Pepe, ¡él no te merece!
PONCIA: Creo que tu madre tiene razón. No te merece, ni a ti, ni a ninguna de tus hermanas.
ADELA: Poncia, no te metas, por favor.
PONCIA: Sí, señorita Adela.
ADELA: Pepe sí me merece y yo le gusto. Soy guapa y tengo todo lo que él busca.
BERNARDA: Pero tú no eres tan madura como tus hermanas.
(Poncia escucha el timbre de la puerta)
PONCIA: Sí, ya voy.
La Poncia abre la puerta y recibe una nota para Martirio, Adela y Angustias. Poncia iba a abrir la carta, cuando la ve Martirio.
MARTIRIO: Poncia, ¿qué es esto?
PONCIA: Una carta de Pepe para ti, Adela y Angustias.
MARTIRIO: ¿Y por qué la abres tú, si puede saberse?
PONCIA: ¡Perdóname, señorita Martirio! ¡Sé que hice mal!
Martirio abre la carta y la lee. Era una invitación en un restaurante de Pepe para Martirio, Angustias y Adela. Las tres hermanas llegan al restaurante.
PEPE: He querido invitaros a las tres para decidir definitivamente con cuál de vosotras me quedo.
MARTIRIO: Yo podría ofrecerte sinceridad, estabilidad en la pareja, respeto...
ANGUSTIAS: Yo soy demasiado mayor para ti, pero... ¡El amor no tiene edad!
ADELA: Yo soy joven y guapa, y te puedo ofrecer hijos, no como mis hermanas.
PEPE: ¡Ya me vale! Tengo suficiente información para elegir, y mi decisión es... ¡Casarme con Adela!
Martirio y Angustias se levantan de la mesa y se van para casa.
MARTIRIO: (llorando) ¡Madre, Pepe se quedó con Adela!
BERNARDA: ¿Cómo? ¡Ya dije que Pepe no le convenía!
PONCIA: Señora, deje que Adela disfrute de su juventud. Si ella quiere y él también, no podemos hacer nada.
BERNARDA: Poncia, por primera vez creo que tienes razón.
Adela se casó con Pepe y tuvieron hijos, y al final Martirio y Angustias también encontraron a sus príncipes.
YASMINA AL-LAL (2º C ESO)