Cándido Lobera Girela (1871-1932) |
Nació Cándido Lobera Girela en Granada, el 11 de abril de 1871, durante la convulsa España del sexenio revolucionario. Isabel II había sido derrocada en 1868, acababa de morir asesinado el General Prim (diciembre de 1870) y desde Enero de 1871 reinaba Amadeo de Saboya.
La familia paterna procedía de Soria y se habían instalado en Granada, donde regentaban un negocio de telas.El joven Cándido realizaría sus estudios de Bachiller en el Instituto de Segunda Enseñanza de la Provincia de Granada, que en aquella época se encontraba bastante cerca de su domicilio. El centro, adscrito a la Universidad de Granada, contaba con una excelente biblioteca y un magnífico museo de ciencias naturales. Son las mismas aulas que frecuentaron, entre otros, Ángel Ganivet, Américo Castro, Federico García Lorca o Francisco Ayala.
Ingresó como alumno en la Academia General Militar el 31 de Agosto de 1886. En 1889 se trasladó a la Academia de Aplicación de Artillería. El 23 de julio de 1891 le fue concedida la categoría de 2º teniente alumno, y el 13 de Julio 1893 terminó sus estudios ascendiendo a 1º teniente de artillería. Datos, todos ellos, que hacen pensar en un alumno aplicado. El nuevo teniente fue destinado al 13º Batallón de Artillería de Plaza, que prestaba servicio en Melilla.
Guerra de Margallo |
Las Guerras del Rif son una sucesión de hechos bélicos en el norte de Marruecos desde 1859 a 1927, a veces especialmente frecuentes, y a veces desastrosos. En ellas, quizás por primera vez en España, el periodismo jugó un importante papel de información y movilización de la opinión pública. Cándido Lobera, periodista y militar, llegó a convertirse en referencia nacional gracias a sus crónicas sobre las guerras del Rif, que son de enorme trascendencia para el conocimiento histórico y nacional de la presencia española en Marruecos. Su papel fue sobresaliente en la crónica de guerra y destacó igualmente como escritor africanista en una extensa obra literaria.
En 1902, siendo capitán de artillería, funda ‘El Telegrama’ (cambió poco más tarde su cabecera por ‘El Telegrama del Rif’), periódico de gran importancia en la segunda mitad del siglo XX, puesto que a raíz de las Guerras del Rif se leyó, además de en Melilla, en Argelia, Marruecos y Francia. “Era un periódico conservador y africanista; y así lo hacían notar en su cabecera”, explica el director del Archivo General, Vicente Moga.
Cabecera de El Telegrama del Rif (1902) |
En 1913, nuestro incansable personaje crea la Asociación de la Prensa melillense, por lo que Cándido Lobera fue su primer presidente.
Finalmente, se desenvolvió en una faceta política que le permitirá culminarla, con todo merecimiento, al ser nombrado primer presidente civil de la Junta Municipal de Melilla en 1928. En Melilla, a principios del siglo XX no existía un Ayuntamiento como tal, era simplemente una Junta de Arbitrios que pasaría a ser Junta Municipal dando lugar a la formación del auténtico Ayuntamiento.
Con ello, Melilla pierde definitivamente su condición de presidio y plaza de guerra, siendo el final de un largo régimen de excepcionalidad. Para poder llegar a esta nueva situación fue determinante la actuación de Cándido Lobera y de los nuevos sectores sociales civiles predominantes en la ciudad, como comerciantes, propietarios y profesiones liberales (médicos, abogados, funcionarios...).
En 1931 cede el bastón de mando al primer alcalde democrático de la ciudad durante la II República, Juan José Mendizábal Echevarría.
De forma inesperada, en un proceso que apenas duró seis días, el 30 de abril de 1932 falleció Cándido Lobera. La causa de la muerte fue algo, en principio, sencillo de resolver: un absceso perianal.
La primera página del periódico El Telegrama del Rif del 3 de mayo de 1932 era una enorme esquela fúnebre, comunicando el fallecimiento de su propietario y fundador Cándido Lobera y Girela. En esa página y las siguientes se relataban los acontecimientos más relevantes de su vida, se reseñaban las opiniones que sobre él expresaban numerosos políticos, empresarios y militares y, por último, se hacía eco de la gran repercusión que la noticia había tenido en los medios de comunicación locales y nacionales.
Había sido el melillense más importante del primer tercio del siglo XX. Como militar, empresario, periodista y "alcalde", siempre estuvo comprometido con el desarrollo y el progreso de Melilla. Su entierro se convirtió en una enorme manifestación de duelo popular. Junto a la familia y las autoridades de Melilla, más de cuatro mil personas de todas las clases sociales acompañaron el féretro cadáver desde su domicilio, en la calle Canalejas nº 16, hasta el cementerio de la Purísima Concepción, donde recibió sepultura este granadino de nacimiento y melillense de corazón.
Según Vicente Moga, “Lobera es un personaje muy interesante. Representa a una facción conservadora y empresarial; y era un hombre de grandes proyectos. Él pensaba en Melilla como en una ciudad grande, y la proyectó para un censo de entre 100.000 y 200.000 habitantes. Tenía también una fuerte imagen patrimonial; le gustaba la estética y el arte, y tenía ideas muy curiosas. Por ejemplo, decía que para que Melilla La Vieja pareciese más vieja había que aplicarle una capa de musgo”.
Y es que nos encontramos también en una época en la que el turismo empezó a despuntar como actividad comercial, y en la que Melilla comenzó a recibir las primeras Ferias de Turismo y las Ferias de Comercio Hispano-Marroquí.
De forma inesperada, en un proceso que apenas duró seis días, el 30 de abril de 1932 falleció Cándido Lobera. La causa de la muerte fue algo, en principio, sencillo de resolver: un absceso perianal.
La primera página del periódico El Telegrama del Rif del 3 de mayo de 1932 era una enorme esquela fúnebre, comunicando el fallecimiento de su propietario y fundador Cándido Lobera y Girela. En esa página y las siguientes se relataban los acontecimientos más relevantes de su vida, se reseñaban las opiniones que sobre él expresaban numerosos políticos, empresarios y militares y, por último, se hacía eco de la gran repercusión que la noticia había tenido en los medios de comunicación locales y nacionales.
Había sido el melillense más importante del primer tercio del siglo XX. Como militar, empresario, periodista y "alcalde", siempre estuvo comprometido con el desarrollo y el progreso de Melilla. Su entierro se convirtió en una enorme manifestación de duelo popular. Junto a la familia y las autoridades de Melilla, más de cuatro mil personas de todas las clases sociales acompañaron el féretro cadáver desde su domicilio, en la calle Canalejas nº 16, hasta el cementerio de la Purísima Concepción, donde recibió sepultura este granadino de nacimiento y melillense de corazón.
Según Vicente Moga, “Lobera es un personaje muy interesante. Representa a una facción conservadora y empresarial; y era un hombre de grandes proyectos. Él pensaba en Melilla como en una ciudad grande, y la proyectó para un censo de entre 100.000 y 200.000 habitantes. Tenía también una fuerte imagen patrimonial; le gustaba la estética y el arte, y tenía ideas muy curiosas. Por ejemplo, decía que para que Melilla La Vieja pareciese más vieja había que aplicarle una capa de musgo”.
Proclamación de la República en Melilla |
En definitiva, Cándido Lobera Girela es el eslabón que hace viable y permite transitar entre el régimen militar y civil a principios del siglo XX sin apenas disonancias; el paradigma del gestor de múltiples instituciones que es operativo y honrado; el heraldo que difunde en sus planas y folletos lo que en Melilla y en el Protectorado español acontece e interesa a España y el que, desde esa óptica, imprime aire de modernidad a esa plaza norteafricana que se siente cosmopolita y la proyecta hacia el futuro hasta llegar a convertirse en la ciudad que es hoy.
Fuentes:
El Telegrama del Rif
El País
Antonio Claret García
Wikipedia
El Heraldo de Melilla
Jornada de Convivencia
2014-15
"Melilla, una ciudad para convivir"
Grupo 3º E ESO