PREGUNTA: ¿Cuánto tiempo llevas en el IES Rusadir?
PROF. AHMED: Este es mi cuarto curso.
¿Qué te parece la convivencia en el instituto?
En líneas generales, estupenda. Es un placer trabajar aquí. Hay muy buen ambiente, aunque es cierto que en momentos puntuales hay algo más de ajetreo, pero en general la convivencia es estupenda.
Tú, junto a las profesoras María León y Belén Méndez, diriges el programa MUS-E en nuestro centro. ¿Puedes explicarnos en qué consiste?
El Programa MUS-E pertenece a una Fundación creada por un violinista, Yehudi Menuhin, que quiso acercar el arte a todos esos niños y niñas que no tenían recursos. Este año es el 25 aniversario de esta Fundación. MUS-E intenta que el arte llegue a esos niños y niñas a través de los centros educativos donde está implantado el programa, y que así puedan tener acceso a la música, al teatro, a las artes plásticas, al yoga...
¿Cuántos centros participan en el programa MUS-E en Melilla?
Si no recuerdo mal, son doce centros de Primaria, y el único instituto que participa es el nuestro, el IES Rusadir. En nuestro centro tenemos danza, yoga y audiovisuales. Cada una de estas facetas las lleva a cabo un artista contratado por la Fundación.
¿Estás contento con la respuesta de los alumnos a este programa?
Sí, estoy encantado. El viernes 30 tuvimos un encuentro intercentros, donde los distintos centros pudieron mostrar el trabajo que ellos hacen. A nosotros nos representó el grupo 1º D ESO, del profesor Rafael Sánchez, y la verdad es que a mí me emocionó la actuación de ellos. Era una coordinación de yoga y danza muy bien elaborada y sincronizada.
El trabajo de Maribel, la artista, ha sido estupendo, y el de los alumnos también. Todos los profesores, tutores, los organizadores y artistas que estábamos allí tuvimos una sensación estupenda al ver su actuación.
Actuación del grupo 1º D ESO en el IES Leopoldo Queipo |
El trabajo de Maribel, la artista, ha sido estupendo, y el de los alumnos también. Todos los profesores, tutores, los organizadores y artistas que estábamos allí tuvimos una sensación estupenda al ver su actuación.
¿Crees que el ambiente de trabajo enen nuestro instituto es el más adecuado para estas tareas artísticas?
Bueno, aquí hay mucho artista, y se les da la oportunidad de sacar ese arte que llevan dentro. De hecho, nuestra compañera María León, con las actividades que organiza, les da una oportunidad a muchos chicos de mostrar el arte que tienen. Otra cosa es que ellos después continúen o no desarrollando esas cualidades.
Además, sabemos que eres un gran deportista y que te entusiasman el senderismo y la montaña. ¿De dónde te viene esa afición?
Esta pregunta… La verdad es que me llega un poco al alma, porque es una pregunta que toca mi infancia, que es de donde viene esa afición. Cuando yo era pequeño, mi madre iba todos los viernes al cementerio, y yo la acompañaba. Ir al cementerio entonces, al lado marroquí, era como ir al campo. Estaba muy lejos. Y teníamos familiares un poco más lejos, en Marruecos, e íbamos hasta allí andando. Por otro lado, mi padre era cazador. Cada vez que me permitía ir al campo con él, yo sentía que esa semana se me hacía más liviana. Y ya cuando más senderismo empecé a hacer fue cuando estudié la carrera. Necesitaba una especie de oxigenación después de estar toda la semana estudiando, así que me metí en un club de senderismo en la Universidad y cada quince días hacíamos excursiones por Sierra Nevada. Ahí empecé a entusiasmarme con la montaña.
¿Cuál es el reto más arriesgado que has afrontado?
El más arriesgado fue hace año y medio, en la que emprendí la ascensión a cuatro 4000, pero con hielo. Fuimos a una cordillera que está en el Alto Atlas occidental. Son las montañas más altas que hay en todo el norte de África. A partir de los 3000 metros era todo nieve y la ascensión exigía mucha técnica. La verdad es que fue muy duro pero al final lo conseguí; para mí era la primera vez que escalaba en hielo y la satisfacción fue muy grande.
Sabemos que en tus viajes ayudas a personas necesitadas de Marruecos. ¿Qué te impulsa a hacer esto?
Pues eso también me viene de familia; sigo el ejemplo de mi padre y de mi madre. Desde pequeño he visto a mis padres ayudar a personas que desgraciadamente no están en las mismas condiciones que nosotros. Después, en la Universidad, muchos compañeros querían conocer Marruecos. Entonces creé las caravanas solidarias: yo les enseñaba Marruecos, con la condición de que debíamos llevar material escolar, ropa, zapatos, juguetes… con el fin de sacarles una sonrisa a los niños de aquellos lugares que visitábamos. Ahora que tengo la suerte de vivir en Melilla, los puentes los aprovecho para hacer este tipo de actividades, que reconfortan de una manera espiritual. Y también como musulmanes tenemos el deber de ayudar al prójimo.
¿Cómo te las arreglas para cruzar la frontera con el material para ayudar a la gente?
Esta es la parte que más me estresa. Lo que hago es que según me van dando cosas, las meto en mi todoterreno y cruzo la frontera sabiendo que hay una aduana que pasar. Hay aduaneros que comprenden que son donaciones para gente necesitada y no te ponen impedimentos, y hay otros que ponen trabas. También en Marruecos hay que pasar controlesde mercancías para llegar a los distintos destinos.
¿Qué sientes al ayudar a estas personas?
Yo no siento que ayudo, yo siento que me ayudan. Vas con la idea de ayudar y, al final, recibes más de lo que das. Recibes una serie de sensaciones, de energía, que transmiten las personas que viven allí. Te sientes en paz y también te hace tomar conciencia de lo afortunado que somos, ya que hemos nacido en un mundo en el que estamos protegidos socialmente.
¡Gracias!
Bueno, aquí hay mucho artista, y se les da la oportunidad de sacar ese arte que llevan dentro. De hecho, nuestra compañera María León, con las actividades que organiza, les da una oportunidad a muchos chicos de mostrar el arte que tienen. Otra cosa es que ellos después continúen o no desarrollando esas cualidades.
Además, sabemos que eres un gran deportista y que te entusiasman el senderismo y la montaña. ¿De dónde te viene esa afición?
Esta pregunta… La verdad es que me llega un poco al alma, porque es una pregunta que toca mi infancia, que es de donde viene esa afición. Cuando yo era pequeño, mi madre iba todos los viernes al cementerio, y yo la acompañaba. Ir al cementerio entonces, al lado marroquí, era como ir al campo. Estaba muy lejos. Y teníamos familiares un poco más lejos, en Marruecos, e íbamos hasta allí andando. Por otro lado, mi padre era cazador. Cada vez que me permitía ir al campo con él, yo sentía que esa semana se me hacía más liviana. Y ya cuando más senderismo empecé a hacer fue cuando estudié la carrera. Necesitaba una especie de oxigenación después de estar toda la semana estudiando, así que me metí en un club de senderismo en la Universidad y cada quince días hacíamos excursiones por Sierra Nevada. Ahí empecé a entusiasmarme con la montaña.
¿Cuál es el reto más arriesgado que has afrontado?
El más arriesgado fue hace año y medio, en la que emprendí la ascensión a cuatro 4000, pero con hielo. Fuimos a una cordillera que está en el Alto Atlas occidental. Son las montañas más altas que hay en todo el norte de África. A partir de los 3000 metros era todo nieve y la ascensión exigía mucha técnica. La verdad es que fue muy duro pero al final lo conseguí; para mí era la primera vez que escalaba en hielo y la satisfacción fue muy grande.
Sabemos que en tus viajes ayudas a personas necesitadas de Marruecos. ¿Qué te impulsa a hacer esto?
Pues eso también me viene de familia; sigo el ejemplo de mi padre y de mi madre. Desde pequeño he visto a mis padres ayudar a personas que desgraciadamente no están en las mismas condiciones que nosotros. Después, en la Universidad, muchos compañeros querían conocer Marruecos. Entonces creé las caravanas solidarias: yo les enseñaba Marruecos, con la condición de que debíamos llevar material escolar, ropa, zapatos, juguetes… con el fin de sacarles una sonrisa a los niños de aquellos lugares que visitábamos. Ahora que tengo la suerte de vivir en Melilla, los puentes los aprovecho para hacer este tipo de actividades, que reconfortan de una manera espiritual. Y también como musulmanes tenemos el deber de ayudar al prójimo.
¿Cómo te las arreglas para cruzar la frontera con el material para ayudar a la gente?
Esta es la parte que más me estresa. Lo que hago es que según me van dando cosas, las meto en mi todoterreno y cruzo la frontera sabiendo que hay una aduana que pasar. Hay aduaneros que comprenden que son donaciones para gente necesitada y no te ponen impedimentos, y hay otros que ponen trabas. También en Marruecos hay que pasar controlesde mercancías para llegar a los distintos destinos.
¿Qué sientes al ayudar a estas personas?
Yo no siento que ayudo, yo siento que me ayudan. Vas con la idea de ayudar y, al final, recibes más de lo que das. Recibes una serie de sensaciones, de energía, que transmiten las personas que viven allí. Te sientes en paz y también te hace tomar conciencia de lo afortunado que somos, ya que hemos nacido en un mundo en el que estamos protegidos socialmente.
¡Gracias!