23 de marzo de 2015

El triunfo de la vida (VII)


Su madre llevaba días observándola muy triste, hasta que le preguntó:

- Hija, ¿qué te pasa? ¿Por qué ya no eres como antes? ¿Qué te hace estar tan triste?

Casandra le contó todo sobre el joven Salim, y le dijo que lo que le hacía estar triste era la prohibición que Salim le había impuesto, pero que ella se había enamorado de él y estaba dispuesta a aceptarlo todo.

Una tarde, Griselda deció invitar a toda la familia: los abuelos, los tíos y los primos que tanto a maban a Casandra. Cuando estaban reunidos, Casandra aprovechó la ocasión y tomó la palabra para darle a toda la familia la que ella consideraba la mejor noticia de su vida. Sin embargo, para su familia sería la peor, sobre todo para sus primos. Casandra les dijo con rapidez que estaba comprometida, que Salim le pediría la mano.

La familia recibió la noticia con resignación, porque era decisión de Casandra y no podían detenerla de ninguna manera.

Un tiempo después empezaron a preparar la fiesta de pedida. Precisamente Casandra estaba haciendo invitaciones para los familiares cuando llegó la petición de mano de Salim. Griselda recibió a la familia de Salim en el salón.

Griselda y Casandra prepararon la fiesta de pedida solas. Hicieron una fiesta muy sencilla porque no tenían dinero, pero todo quedó bonito y alegre. Casandra apareció con el mismo vestido que se puso para el cumpleaños de Mariana, y saludó a toda la familia dándoles la bienvenida. El vestido que llevaba le servía para recordar a su amiga Mariana, pues ya no estaban juntas, pero en realidad se lo había puesto porque era el único que tenía.

Mientras toda la familia de Casandra esperaban al novio, Griselda le dio un último consejo a su hija: "No te comprometas antes de que sea tarde. Eres demasiado joven todavía". En su interior, Casandra sabía que su madre tenía razón, pero nunca se sintió con fuerzas porque estaba muy enamorada de Salim. Era un chico muy bello, elegante y fuerte, pero su gran defecto es que era un hombre malo, serio y duro. Además, no tenía dinero y era un poco tacaño, pero eso a ella nunca le importó.

Cuando entró el novio, todos los invitados aplaudieron, demostrando así toda la alegría que sentían por Casandra, aunque por dentro a casi todos les caía mal Salim. Salim les provocaba malos presentimientos por su maldad y sus celos.

Salim le entregó a Casandra un anillo de plástico, que a todos los invitados pareció valioso, porque era muy brillante. Pero ellos sabían que era de plástico, porque Salim no tenía dinero para más. Después cortaron la tarta, y al terminar la pedida de manos, los familiares saludaron a Casandra con un fuerte abrazo y se fueron. Salim también se despidió y regresó a casa; solo quedaron Griselda, Casandra y sus primos. Al marcharse, uno de los primos dejó caer en las manos de Casandra una nota que decía:  

"Casandra, si no eres feliz, todavía estás a tiempo. Eres una chica joven, guapa y muy especial. A Salim nadie lo quiere. Ni siquiera tiene dinero. Si decides terminar con él, te estaré esperando".

Casandra reconocía la verdad que encerraba la carta, pero se negaba a quitarse la venda de los ojos. Pensando, se dio cuenta de que su novio no tenía corazón que valga, daba miedo. Era tan celoso, que le creía capaz de matar, y además era un mujeriego reconocido, aunque Casandra seguía aceptándolo porque en el amor no se manda.

Al día siguiente, quedó con Salim para tomar café. Salim le prohibió varias cosas más, y Casandra no hacía más que aceptar lo que decía. Casandra tenía solo diecisite años, y Salim, treinta. Casandra estaba empezando a vivir su juventud, y de repente se encuentra con lo peor de Salim. Sin embargo, Casandra se lo dejó muy claro a toda su familia, y dejó de tener amistades. Ya no iba a ver a las monjas, incluso dejó de bajar a la biblioteca. También por amor a Salim abandonó sus estudios y prometió casarse en un mes, como él quería.

(Continuará)


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Asmae Bouzarioh Lahbib

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