Sandra era una niña de casi diez años. Era mala y desagradable. A ella solo le gustaba jugar, molestar y pelearse, pero no estudiaba ni ayudaba a sus padres en nada.
Los padres de Sandra estaban preocupados y a la vez cansados de ella. Siempre temían que alguien viniera a darles las quejas por su culpa. Un día, cuando Sandra volvió a casa del colegio, su madre le preguntó:
- Sandra, ¿qué tal te ha ido en el colegio?
- Muy bien, me han puesto un montón de partes. Cuantos más partes me pongan, más días me quedo en casa. ¡Es genial! - respondió Sandra. Su madre se preocupó muchísimo.
Al día siguiente, la madre de Sandra se puso enferma. Su abuela fue a cuidarlos mientras que se recuperaba, pero a Sandra no le gustaba la comida que preparaba su abuela, ni nada de lo que hacía. Su madre sabía cuidarla mejor.
Sandra ya no se lo pasaba bien. Entonces reflexionó y reaccionó, convirtiéndose en una niña normal. Aprendió que los padres son lo más importante.
Romaissa Daouari
Grupo 1º D ESO