28 de octubre de 2016

Mejor acompañados

El último miércoles del mes pasado, la maestra de nuestro hijo les pidió, a él y a sus compañeros, que recogieran varias hojas secas del suelo para realizar un mural en clase, con motivo de la reciente llegada de la nueva estación.

Aquella misma tarde fuimos los tres de excursión al Parque Forestal donde, nada más llegar, fui testigo de una escena que me indignó y me hizo perder la discreción y mesura con las que trato de conducirme: dos pequeños se divertían saltando sobre las bocas de riego, que en aquellos momentos mojaban el césped contiguo al gran estanque. Les pregunté a voces si aquello que estaban maltratando era suyo, y lo hice con la suficiente intensidad como para que una mujer, sentada a lo lejos junto a otras muchas, corriera avergonzada hacia ellos y los alejara a empujones del lugar.

Me invadió entonces el pensamiento que da título al artículo de este mes, y que aquel día derrotó por goleada a nuestro famoso refrán: “Más vale solo que mal acompañado”.


Antonio Molina Burgos

Profesor de Matemáticas

IES RUSADIR