Un libro desvela que lo usa para comunicarse con sus colaboradores de manera cifrada
Toda mujer guarda en su bolso un pequeño mundo. Su contenido es a menudo objeto de la curiosidad de los hombres. La cuestión se convierte casi en un secreto de alto Estado cuando su propietaria es toda una reina.
¿Qué lleva Isabel II en su bolso? La pregunta se la hacen Phil Dampier y Ashley Walton. Y la respuesta está en un libro, que saldrá a la venta el 15 de octubre y del que ya se ha adelantado parte de su contenido.
Lo primero que hay que señalar es lo que no hay nunca en los 200 bolsos fabricados por la casa londinense Laumier que desde siempre acompañan a la reina. Su majestad no necesita llevar dinero, cheques, tarjeta de crédito, llaves y tampoco pasaporte porque no tiene.
Sin embargo, no está vacío. Según revela el libro, nunca falta un gancho metálico en forma de S que ella misma ajusta a las mesas para colgarlo y no apoyarlo en el suelo. En su interior siempre hay caramelos y chocolates y los crucigramas que sus colaboradores le recortan cada día de los periódicos. No faltan tampoco fotos de familia (en particular una del príncipe Andrés de vuelta de las islas Malvinas), y un espejo que Felipe de Edimburgo le regaló con motivo de su matrimonio. A veces, lleva además una cámara ya que a Isabel II le gusta hacer fotos.
Mas allá de esta información, el libro también describe el uso que la reina da a su bolso. Al parecer, Isabel II se comunica con sus colaboradores con un lenguaje cifrado, cuyos mensajes dependen de la posición del bolso sobre una mesa. Así, por ejemplo, si el bolso aparece apoyado en la mesa, indica que la cena debe terminar dentro de pocos minutos; mientras que si está apoyado en el suelo, indica una conversación poco interesante y pide la intervención de su dama de compañía, que llegará para socorrerla en pocos segundos.
Publicado en elpais.com, 13/10/2007