La naturaleza humana es un criterio de justificación moral, lo que es propio de las llamadas éticas naturalistas.
El naturalismo es un sistema filosófico que consiste en atribuir todas las cosas a la naturaleza como primer principio. Absolutizando la naturaleza, considerándola como autosuficiente, niega cualquier ley o principio que no sea inmanente a ella, reduciendo lo ético, lo social y lo histórico a términos biológicos. Esta concepción filosófica se limita a aclarar los problemas de la vida del hombre examinándolos en términos naturales, sin recurrir al concepto sobrenatural.
El comportamiento humano va cambiando según la cultura y las enseñanzas que se le da a una persona. En cualquier caso, lo natural de cada uno sigue estando en el interior, sólo que nosotros aprendemos a educarlos. Por ejemplo; la violencia va implícita en el ser humano, como cualquier otra actitud negativa y también positiva. Por muy civilizado y racional que se crea uno, cuando se enfada, pierde la razón, se le ofende, etc. manifiesta siempre algún tipo de violencia, ya sea física, verbal o de cualquier tipo.
No deberíamos intentar acabar con la violencia o cualquier otro tipo de características que componen nuestro ser, sino canalizarlas, reducirlas y lo más importante de todo, comprenderlas. Por ello al verse en una situación se supervivencia en la que debes hacer algo que en lo particular te parecería una barbaridad, hay que comprender que somos seres humanos y que tenemos la tendencia de sobrevivir y cuidar tanto de los demás como de nosotros mismos, tenemos derecho a conseguir de cualquier modo un mínimo de subsistencia.
La naturaleza humana es difícil de interpretar, ya que no se sabe cuál es nuestro comportamiento natural. Si hablamos hoy día de la naturaleza, es posible que en lo primero que pensemos sea en los animales, por ello, el ser humano en su origen fue un animal, mas bien, es un animal, pero un animal racional. Pero en ciertas situaciones, como es la supervivencia, el humano tiende a hacer lo imposible para conseguir vivir.
Lo imposible en estos casos simplemente es algo que nunca nos atreveríamos a hacer en un día ordinario.
La naturaleza la compartimos todos, aunque seamos diferentes. No es fácil responder a preguntas como, ¿Serías capaz de comer tu propia familia para sobrevivir?, es casi imposible responder a esto, parece hasta una broma, una locura que una persona sería incapaz de hacer, pero sabemos que no es del todo cierto. Somos racionales, sabemos convivir o al menos eso intentamos, y nunca nos imaginaríamos en situaciones tan trágicas como la de tener que alimentarte de tu propia familia. Hay que recordar que hace unos millones de años el ser humano se alimentaba de carne cruda, por lo cual era algo natural, a nosotros nos parece radical, porque hemos avanzado culturalmente, pero la naturaleza humana nunca cambia, sólo se educa.
Pero no nos engañemos, nadie está totalmente preparado para enfrentarse al violento choque mental y emocional que supone encontrarse abandonado y solo en un lugar remoto, pero el peor enemigo está dentro de nosotros: pánico, soledad, desesperación..., y para vencerlo hay que conocer cómo funciona. Según algunas posturas biológicas, en los humanos se distinguen dos instintos, el instinto de supervivencia y el instinto de reproducción. El instinto de supervivencia en los seres humanos es la inteligencia y su razonamiento. Saber cómo salir bien de algo que significa su exterminio. La prueba del más fuerte: el león su ferocidad y sus potentes garras y mandíbulas; el guepardo, su buena medida en la distancia y su enorme velocidad; los venados, su inalcanzable velocidad y su buen olfato y oído; el ser humano, la inteligencia para prever y el razonamiento.
Debemos tener en cuenta que una situación de supervivencia es una prueba de resistencia. Y en este tipo de pruebas el músculo que jamás debe fallar es la voluntad. Voluntad de vencer, voluntad de sobrevivir, este es el factor más importante. Al final todo se reduce a una actitud psicológica fuerte que nos permita enfrentarnos sin desfallecer a la desesperación, la angustia, el tedio, el dolor, el hambre, la fatiga... Si no estamos mentalmente preparados para enfrentarnos con lo peor tendremos pocas posibilidades de sobrevivir.
Radia Dakhchoune (4º A)
Gracias al Departamento de Filosofía del IES RUSADIR por su colaboración.