24 de noviembre de 2011

El rey, la mujer y el niño

Había una vez una mujer que tenía un niño muy bonito y un rey que tenía una niña muy hermosa. El rey, que tenía una sola hija, no estaba satisfecho. Él quería un varón. 

Un día, paseando por las calles, el rey se encontró con una mujer en compañía de un niño hermosísimo y estaba decidido a quitárselo, y averiguó todo sobre ella, hasta su dirección. Un buen día fue a casa de la mujer y le dijo que le diera el niño. La pobre mujer le dijo: "no te pienso dar el niño; es mi hijo y no te lo daré".

El rey, furioso y avergonzado, dio la orden a sus esclavos de matar a todos los niños del pueblo. La mujer, enterada de la noticia, cogió a su hijo muy triste y lo metió en una cesta. Después lo arrojó  al río. Fue arrastrado por la corriente hasta un molino. Los molineros, al ver el cesto y darse cuenta de que era un niño, sintieron mucha pena y lo cogieron.

El niño fue creciendo y creciendo. 

Un día, el rey estaba andando por sus tierras hasta llegar al molino. Los molineros salieron a recibirlo con el niño. El rey, extrañado, lo reconoció de inmediato. Le ordenó al chico que le llevara una carta a su hija. El chico obedeció y anduvo y anduvo hasta que cayó la oscura noche, y tenía tanto sueño... Vio una casa y el pobre muchacho -pensando que no había nadie- se tomó la libertad de dormir en ella. Los dueños de la casa, que eran ladrones, vieron la carta en su mano, la abrieron y la leyeron. En esa carta decía que mataran al chico. Entonces los ladrones, siendo honrados, la cambiaron. En la nueva carta decía que por orden del rey el chico se casara con la princesa, y así se hizo.

Se casaron, tuvieron hijos, fueron muy felices y comieron perdices.


Contado por: Fauzia Seddik (2º E ESO)