Un texto del niño Marcos, su madre Maricarmen, su padre Eduardo y el sueño de tener un perro.
MARCO: Mamá, mi amigo tiene un perro y me gustaría tener uno. Yo lo cuidaré, lo sacaré y le daré de comer.
MADRE: No lo vas a tener, porque cansan mucho y ensucian la casa.
MARCO: Si lo saco a la calle no ensuciará; es lo que hace mi amigo y su casa nunca está sucia.
MADRE: No lo tendrás, porque porque cuando no estés tú lo tendré que sacar yo, y a mí no me gustan los animales.
MARCO: De pequeña tú tuviste uno, me lo ha dicho el abuelo.
MADRE: Pèro yo vivía en una casa con azotea y se podía tener. Lo cuidaba muy bien... Mira, ahí viene papá, a ver qué te dice él.
MARCO: Papá, quiero tener un perro como el vecino de arriba, pero mmamá dice que no.
PADRE: Maricarmen, déjale tener uno. Tú no tendrás que cuidarlo, entre él y yo lo cuidaremos bien.
Ve a la casa del vecino y preguntalé dónde lo compró.
MARCO: No hace falta, papá, yo sé dónde se venden. Mañana vamos y lo compramos.
PADRE: Sabes ya de qué raza lo quieres?
MARCO: Sí, papá. Quiero un bóxer.
Al día siguiente...
PADRE: Marco, ¿ves algún boxer en la tinda? Porque yo no.
MARCO: No veo ninguno. (Sollozando) No hay.
PADRE: No llores. Encontraremos otra tienda.
MARCO: No conozco otra tienda, solo ésta.
PADRE: Yo conozco otra tienda de animales, y tienen muchos perros.
MARCO: ¡Vale, iremos a esa!
En la otra tienda...
PADRE: Hijo, aquí hay muchos perros y de muchas razas, pero no tienen ningún bóxer.
MARCO: Vale papá. Compraremos éste, un pastor alemán.
RIDUAN AHMED (1º H)