- Pero yo no quiero estar entre locos... - comentó la niña.
- ¡Ah! Eso no puedes evitarlo - le dijo el Gato -: Aquí estamos todos locos. Yo estoy loco. Y tú también.
- ¿Y cómo sabe que estoy loca? - preguntó Alicia.
- Tienes que estarlo a la fuerza - le contestó el Gato-. De lo contrario, no estarías aquí.
Lewis Carroll: Alicia en el país de las maravillas, Cap. VI
"Es evidente que la sola consideración de la hipótesis de que el enunciado de la locura universal, puesto en boca de un sujeto, fuese verdadero instala al pensamiento en un grave aprieto. Si ese sujeto tuviese razón al sostener que todo el mundo, él incluido, está loco, ¿cómo podría decirse de él que está loco, si tiene toda la razón?"
Manuel Garrido: Introducción a la edición de Alicia en el país de las maravillas. Ed. Cátedra, 2008.