24 de octubre de 2010

El hombre que casi conoció a Michi Panero



Nacho Vegas:
El hombre que casi conoció a Michi Panero (2005)



Es hora de recapitular
las hostias que me ha dado
el mundo. Hoy vendrán a oír mi
último adiós. Bien. Uno a uno van
llegando y yo los recibo en batín.

Y unos me llaman chaval
y otros me dicen caballero.
Alguno no se ha querido pronunciar.
Yo una vez tuve un amor,
pero si he de ser sincero
dije "no" en el altar
y cuando digo no es no.

Fracasé una vez, fracasé diez mil
y aun así alzo mi copa hacia el cielo
en un brindis por el hombre de hoy
y por lo bien que habita el mundo.
¡Mirad, las niñas van cantando!

(Niñas): Shalalaralalá...

Y no me habléis de eternidad. No me
habléis de cielos ni de infiernos. ¿No
veis que yo le rezo a un dios que me
prometió que cuando esto acabe no
habrá nada más? Fue bastante ya...

Nunca fui en nada el mejor,
tampoco he sido un gran amante.
Más de una lo querrá atestiguar.
Pero si algo hay capital,
algo de veras importante,
es que me voy a morir
y cuando digo voy es que voy.

Lo he pasado bien, y casi conocí en
una ocasión a Michi Panero,
y es bastante más de lo que jamás
soñaríais en mil vidas.
¡Mirad, las niñas van cantando!

(Niñas): Shalalaralalá...

Dejadme preguntar: ¿Es esto el final?
Y si es así, decid: ¿Me vais a extrañar?
¡Ah, veo que asentís pero yo sé que no!

Qué lástima, no dejaré
nadie a quien transmitir mi sabia;
consideré insensato procrear.
Y diréis de mí que soy
un viejo verde y cascarrabias,
y diréis muy bien,
y cuando digo bien es bien.

¡Largo ya de aquí! ¿Qué queréis de mí?
¿Es mi alma o es mi dinero?
Si de uno carezco y la otra es
una anomalía en esta vida.
¡Mirad, las niñas van cantando!

(Niñas): Shalalaralalá...

¡Y unos me llaman chaval, y otros me
dicen caballero! ¡Alguno declinó mi
oferta para hablar! ¡Yo una vez tuve un
gran amor, pero si os he de ser sincero
dije "no" en el mismo altar, y cuando
digo no quiero decir que no!

He bebido bien, y casi conocí en
una ocasión a Michi Panero,
y ahora brindo en paz por la humanidad
y por lo bien que habita el mundo.
¡Escuchad, os lo diré cantando!

(Viejo): Shalalaralalá...

Has...ta... nun...ca...


José Moisés Santiago (Michi) Panero Blanc (Madrid, 1951 – Astorga, León, 2004) fue un intelectual y notorio personaje de la vida social madrileña de los años setenta y ochenta del siglo XX.

Hijo del poeta Leopoldo Panero (1909–1962) y Felicidad Blanc (1913–1990), hermano de los también poetas Juan Luis Panero (1942) y Leopoldo María Panero (1948) y sobrino del poeta Juan Panero (1908–1937).

El apodo con que es conmúnmente conocido (Michi) se lo dieron sus dos hermanos, Juan Luis y Leopoldo María, ambos futuros escritores.

Estudió en el prestigioso Liceo Italiano de Madrid y comenzó varias carreras universitarias, que nunca terminaría. Muy pronto en la vida el destino comenzó a jugarle malas pasadas. La muerte de su padre en 1962 y la evidencia de la locura de su hermano, el poeta Leopoldo María Panero, habitual compañero de juegos infantiles, son dos momentos definitorios en su vida, como el propio Michi reconocía en El desencanto.

Dandi vocacional y esteta descreído, a mediados de los años setenta Michi se granjeó merecida fama de noctívago y mujeriego. Su matrimonio con Paula Molina, hija del cantante de copla Antonio Molina, fue un hito en papel couché que acabó en desastre y divorcio en 1988.

Magnífico ejemplo de escritor sin obra, Michi, autor temprano de cuentos y relatos no publicados, colaboró hasta su muerte como columnista mordaz en diversos medios. Michi Panero fue el autor del argumento y uno de los protagonistas de la película de Jaime Chávarri El desencanto (1975), que retrata la decadencia de la familia Panero y la muerte de su padre, en agosto de 1962. De sus intentos empresariales cabe mencionar el bar «El Universal», meca de la movida madrileña.

Abandonado por casi todos y avejentado por una serie de enfermedades crónicas y la factura pasada por la intensísima vida nocturna que casi siempre mantuvo, Michi murió de cáncer en Astorga en el año 2004.




Michi Panero lo sabía