14 de enero de 2010

Poesía desnuda

Vino primero pura,
vestida de inocencia;
y la amé como un niño.

Luego se fue vistiendo
de no sé qué ropajes;
y la fui odiando sin saberlo.

Llegó a ser una reina
fastuosa de tesoros...
¡Qué iracundia de yel y sin sentido!

... Mas se fue desnudando
y yo le sonreía.

Se quedó con la túnica
de su inocencia antigua.
Creí de nuevo en ella.

Y se quitó la túnica
y apareció desnuda toda.
¡Oh pasión de mi vida, poesía
desnuda, mía para siempre!

Juan Ramón Jiménez: Eternidades


Juan Ramón Jiménez Mantecón (Moguer, Huelva, 23 de diciembre de 1881 – San Juan, Puerto Rico, 29 de mayo de 1958) fue un poeta español, ganador del Premio Nobel de Literatura en 1956, mientras permanecía en el exilio desde su segunda patria, Puerto Rico.

En 1896 se traslada a Sevilla para ser pintor, creyendo que esa es su vocación. Allí frecuenta la biblioteca del Ateneo sevillano. Escribe sus primeros trabajos en prosa y verso. Empieza a colaborar en periódicos y revistas de Sevilla y Huelva.

Comenzó la carrera de Derecho impuesta por su padre en la Universidad de Sevilla, aunque no finalizó sus estudios. En 1899 abandona la carrera de Derecho.

En 1900 se trasladó a Madrid y publicó sus dos primeros libros de poemas, Ninfeas y Almas de violeta. La muerte de su padre en este mismo año y la ruina familiar le causaron una honda preocupación, vivida intensamente a causa de su carácter hiperestésico, y en 1901 será ingresado con depresión en un sanatorio en Burdeos, regresando a Madrid, posteriormente, al Sanatorio del Rosario.

En 1902 publica "Arias tristes" e interviene en la fundación de la revista literaria Helios. También abandona el Sanatorio del Rosario y se traslada al domicilio particular del Doctor Simarro. Ya en 1904 publica "Jardines lejanos".

En 1905 regresa a su pueblo natal, por la muerte de su padre y los problemas económicos por los que atravesaba su familia. Este periodo coincide con la etapa de mayor producción literaria: escribe, entre otros muchos libros: Pastorales; Olvidanzas; Baladas de primavera; Elejías; La soledad sonora; Poemas májicos y dolientes; Poemas agrestes; Laberinto; Melancolía; Libros de amor.

Seis años más tarde se traslada a Madrid, donde conoce a Zenobia Camprubí Aymar en 1913, de quién se enamora profundamente. Hizo varios viajes a Francia y luego a Estados Unidos, donde en 1916 se casó con Zenobia. Este hecho y el redescubrimiento del mar será decisivo en su obra, escribiendo "Diario de un poeta recién casado". Esta obra marca la frontera entre su etapa sensitiva y la intelectual. Desde este momento crea una poesía pura con una lírica muy intelectual.

En 1918 encabeza movimientos de renovación poética, logrando una gran influencia en la Generación del 27.


Juan Ramón Jiménez junto a Pedro Salinas y Jorge Guillén

En 1936 se vio obligado a abandonar España al estallar la Guerra Civil Española, viajando a Washington. En 1950 se vuelve a trasladar a Puerto Rico, y da clases en la Universidad de Puerto Rico.

En 1956 la Academia Sueca le otorga el Premio Nobel de Literatura en Puerto Rico, donde ha vivido gran parte de su vida en el exilio y donde trabaja como profesor en la Universidad. Tres días después, muere su esposa en San Juan. Él jamás se recuperará de esta pérdida y permanece en Puerto Rico. Juan Ramón Jiménez fallece dos años más tarde, en la misma clínica en la que había fallecido su esposa. Sus restos fueron trasladados a España.

Juan Ramón Jiménez tiene una poesía panteística, exacta y precisa. Busca conocer la verdad y de esta manera alcanzar la eternidad. La exactitud para él, es la belleza. La poesía es una fuente de conocimiento, para captar las cosas.


Retrato de Juan Ramón Jiménez realizado por Sorolla


Etapas en su obra.

La etapa sensitiva (1898–1915).

Esta etapa se subdivide a su vez en dos: la primera abarca hasta 1908; la segunda, hasta 1916.

1) La primera está marcada por la influencia de Bécquer, el Simbolismo y un Modernismo de formas tenues, rima asonante, verso de arte menor y música íntima. En ella predominan las descripciones del paisaje como reflejo del alma del poeta, un paisaje que no es natural ni fruto de paseos como el de Machado, sino sometido al estatismo de un jardín interior, al intimismo de un orden. Predominan los sentimientos vagos, la melancolía, la música y el color desvaído, los recuerdos y ensueños amorosos. Se trata de una poesía emotiva y sentimental donde se trasluce la sensibilidad del poeta a través de una estructura formal perfecta. Pertenecen a esta etapa Rimas (1902), Arias tristes (1903), Jardines lejanos (1904), Elegías (1907).

2) La segunda época se vierte en versos arte mayor (endecasílabos y alejandrinos), la rima consonante, el estrofismo clásico (sonetos, serventesios); denota una mayor impronta modernista, del Simbolismo francés (Charles Baudelaire, Paul Verlaine) y del decadentismo anglofrancés (Walter Pater, fundamentalmente). Pertenecen a esta etapa La Soledad Sonora (1911), Pastorales (1911), Laberinto (1913), Platero y yo (elegía andaluza) (1914) y Estío (1916), entre otros.

Hacia el final de esta etapa el poeta empieza a sentir el hastío de los ropajes sensoriales del Modernismo y preocupaciones relacionadas con el tiempo y la posesión de una belleza eterna.

Estío (1916) supone el cambio hacia la segunda etapa de Juan Ramón. El poeta se aleja del Modernismo en busca de una mayor depuración de la palabra. Desaparecen los ambientes nostálgicos, evocados y soñados, en favor de una realidad más concreta.



La etapa intelectual (1916–1936).

Su primer viaje a América y el contacto con la poesía en inglés (Yeats, William Blake, Emily Dickinson, Shelley) marca profundamente esta segunda etapa (1916–1936), bautizada por él mismo como Época intelectual y que le vincula a la corriente literaria del Novecentismo. Se produce un hecho fundamental: el descubrimiento del mar como motivo trascendente. El mar simboliza la vida, la soledad, el gozo, el eterno tiempo presente. Se inicia asimismo una evolución espiritual que lo lleva a buscar la trascendencia.

Suprime, pues, toda la musicalidad, los argumentos poéticos, la aparatosidad externa y ornamental anterior para adentrarse en lo profundo, en lo bello, en lo puro, en lo esencial.

De esta época destacan Diario de un poeta recién casado (1916), Primera antología poética, (1917), Eternidades (1918), Piedra y cielo (1919), Poesía (1917–23) y Belleza (1917–23).

Con Diario de un poeta recién casado, se inicia esta nueva etapa en la obra de Juan Ramón. Se trata de una poesía sin anécdota, sin los «ropajes del modernismo», una poesía estilizada y depurada, donde el poeta admira todo lo que contempla. Este poemario surge como fruto de su viaje a América. En el Diario, Juan Ramón experimenta con los temas y las formas, y abre una nueva corriente poética, que será explotada por algunos miembros de la Generación del 27.

En Piedra y cielo (1919) el tema central es ya la creación poética: la poesía como actividad, el poema como objeto artístico y el poeta como dios-creador de un universo nuevo. Se abre así una nueva línea temática que Juan Ramón ya no abandonará: la búsqueda de la sublimación poética y la intensificación creativa de una poesía pura, esquemática.

La Estación total (1923–36). Recoge los últimos poemas escritos en España. El 22 de agosto de 1936, Juan Ramón marcha al exilio.

La etapa suficiente o verdadera (1937–1958).

Pertenece a la época suficiente o verdadera todo lo escrito durante su exilio americano. Juan Ramón continúa replegado en sí mismo en busca de la belleza y la perfección. Su ansia de trascendencia lo lleva en una especie de mística a identificarse con Dios y la belleza en uno. Tras un período de relativo silencio, publica Animal de fondo (1949), Tercera antología poética (1957), En el otro costado (1936–42) y Dios deseado y deseante (1948–49).

En Animal de fondo el poeta busca a Dios «sin descanso ni tedio». Pero ese dios no es una divinidad externa al poeta, sino que se halla en él y en su obra («tu esencia está en mí, como mi forma»; «en el mundo que yo por ti y para ti he creado»). Ese dios al que se refiere es causa y fin de la belleza.

Dios deseado y deseante (1948–49) supone la culminación de Animal de fondo. El poeta llega incluso a identificarse con ese dios que tanto ha buscado. Un dios que existe dentro y fuera de él, un dios que es deseado y deseante.



Juan Ramón revisó concienzudamente a lo largo de su vida su obra. El poemario Leyenda (1896–1956), recoge la obra poética íntegra del autor tal como éste quiso que se publicara.