Érase una vez un niño aventurero al que le gustaban los animales. Él vivía en N.Y. y quería participar en un concurso para poder viajar a la selva. Estaba tan emocionado que mientras concursaba se desmayó, y cuando despertó se encontró con una chica que le preguntó:
- Hola, ¿cómo te llamas?
- David -respondió el chico-. ¿Y tú?
- Isabel-, dijo la chica. - ¿Eres tú el que pidió ir a la selva como premio?
- Sí, ¿por qué?
- Porque yo también quería ir a la selva...
- Si quieres, podríamos ir juntos - dijo David.
- Vale.
Al día siguiente fueron a la selva, y ese mismo día vieron muchos animales.
- Este es el día más feliz de mi vida-, dijo David.
- ¿Por qué?
- Porque me encantan los animales... "Y porque estoy contigo", pensaba David. Pero David era muy tímido y tenía miedo de pedirle salir a la chica.
David se quedó pensando en Isabel un buen rato hasta que la chica se acercó y le tocó el brazo. Entonces David se puso muy rojo.
- ¿Te pasa algo o qué? - Isabel estaba muy preocupada por el muchacho.
- No me pasa nada; ya se me olvidó -, respondió David.
Isabel y David estuvieron dando una vuelta por la selva y se estuvieron conociendo. Sin que ellos se dieran cuenta, estaban perdidos en medio de la jungla.Un año y dos meses después vivían felices y volaban perdices.
Bilal Jalich 1º H ESO