23 de junio de 2010

No era más que un espanto


Esta puerca miseria de volver a empezar cuando ya está todo acabado,
cuando ya la resignación tiene un sonido de campana
que suena rota, desprendida, llorando,
y su hueco metal disponible se va llenando poco a poco,
de un espanto pequeño,
de un espanto tan corto que no puede avanzar,
que no puede llenarte
como no te vacía una eyaculación
pero te deja emasculado y embebido;
y es tan sólo un espanto pequeño,
como un virus,
como una aguja que atravesara el ojo sin cegarlo,
como una lentitud
que se va haciendo
cada vez más pequeña,
más imposibilitada
y más tenaz,
hasta que el corazón se hace un coágulo de sangre,
hasta que el corazón se tensa sin latir,
se tensa, hasta su límite, sin latir
para dejarte en su desván,
tan maniatado y tan escaso,
que empiezas a sentir que nada puede perdonarse.

Luis Rosales: No era más que un espanto (De Canciones)



Luis Rosales Camacho (Granada, 31 de mayo de 1910 – Madrid, 26 de abril de 1992) fue un poeta y ensayista español de la generación de 1936. Miembro de la RAE desde 1962. Obtuvo el Premio Cervantes en 1982 por el conjunto de su obra literaria.

Su poesía muestra gran equilibro vital y sencillez expresiva hasta llegar al límite del lenguaje coloquial. Desde su primera obra, Abril, ha ido evolucionando hacia un intimismo personal de gran serenidad.

Fue cabeza visible de la Generación del 36, la generación de la guerra. Rosales es uno de los mejores exponentes de lo que Dámaso Alonso llamó “poesía arraigada”. Influyó mucho en los jóvenes autores de las generaciones posteriores.