Guus, ¿está Kees?
SAINETE EXPRESIONISTA
DRAMATIS PERSONAE
KEES VAN DONGEN, joven pintor holandés afincado en París
GUUS PREITINGER, esposa de Van Dongen
PABLO RUIZ PICASSO, afamado pintor
FRANCESCA, amante y musa de Picasso
En el estudio de VAN DONGEN en el "Bateu-Lavoir", en París. El joven pintor, apasionado anarquista, empieza a poder vivir de su pintura. Entre 1906 y 1909 tiene como vecino de estudio a Picasso, que le terminará llamando "er Kropotkin", de lo rojo que era.
ESCENA I
Guus, Picasso
Guus, Picasso
GUUS: ¡Ya está aquí el pesado este! A ver qué quiere ahora. (Gritando) ¡Sí, Pablo! ¡Pasa!
PICASSO: (Acercándose tímidamente) Hola, Guus. ¿Qué es eso que huele tan bien?
GUUS: Patatas cocidas. Te huelen bien por el hambre que arrastras. ¡Miserable!
PICASSO: A mí me gusta todo. ¿Y Kees?
GUUS: Está dentro, con Francesca. Pintando.
PICASSO: ¿Con Francesca? ¿Pintando? Pero… ¡Cómo…! ¿Y llevan mucho tiempo?
GUUS: Un buen rato. Siéntate, Pablo. Ya van a terminar.
PICASSO: Me gusta que Kees vuelva a pintar. ¡Y Francesca es una fuente de inspiración inagotable!
GUUS: (Socarrona) Sí, sí...
PICASSO: (Acercándose tímidamente) Hola, Guus. ¿Qué es eso que huele tan bien?
GUUS: Patatas cocidas. Te huelen bien por el hambre que arrastras. ¡Miserable!
PICASSO: A mí me gusta todo. ¿Y Kees?
GUUS: Está dentro, con Francesca. Pintando.
PICASSO: ¿Con Francesca? ¿Pintando? Pero… ¡Cómo…! ¿Y llevan mucho tiempo?
GUUS: Un buen rato. Siéntate, Pablo. Ya van a terminar.
PICASSO: Me gusta que Kees vuelva a pintar. ¡Y Francesca es una fuente de inspiración inagotable!
GUUS: (Socarrona) Sí, sí...
ESCENA II
Guus, Picasso, Van Dongen, Francesca
Entran VAN DONGEN y FRANCESCA mirándose arrebolados. GUUS sigue atendiendo el fuego encendido.
VAN DONGEN: Sí. ¡Ha sido magnifico! Estoy inspirado.
FRANCESCA: Es un gran pintor.
PICASSO: ¿Y qué estás pintando, si puede saberse?
VAN DONGEN: Desnudos.
PICASSO: Co… ¿cómo? ¿Desnudos? ¿De quién?
VAN DONGEN: De Francesca.
PICASSO: (encendiéndose) ¿De Francesca?
FRANCESCA: Vamos, querido, no te pongas celoso. Kees es muy profesional.
PICASSO: ¡Posando desnuda para él!¡No digas nada más, por favor!
VAN DONGEN: Esto es totalmente ridículo, Pablo. Pareces un moro. ¡Otelo!
GUUS: Parece un tonto, repitiéndolo todo constantemente.
PICASSO: (indignado) Bueno, ya has acabado el cuadro, no? Pues nos vamos, Francesca.
VAN DONGEN: Pienso pintar una serie completa.
PICASSO: ¿De desnudos? ¿De ella? Ni hablar. Vámonos, Francesca.
VAN DONGEN: Espera, amigo. Tenemos que hablar. Ya he pintado más de un retrato de Francesca, lo sabes. Estos cuadros son realmente buenos, tienes que verlos. Sentémonos. Guus, deja eso y trae algunos de los retratos terminados.
GUUS: (apaga el fuego y aparta la olla) Voy, querido. ¿Me acompañas, Francesca?
FRANCESCA: Claro que sí.
PICASSO: De todas formas, no me vas convencer.
FRANCESCA: Es un gran pintor.
PICASSO: ¿Y qué estás pintando, si puede saberse?
VAN DONGEN: Desnudos.
PICASSO: Co… ¿cómo? ¿Desnudos? ¿De quién?
VAN DONGEN: De Francesca.
PICASSO: (encendiéndose) ¿De Francesca?
FRANCESCA: Vamos, querido, no te pongas celoso. Kees es muy profesional.
PICASSO: ¡Posando desnuda para él!¡No digas nada más, por favor!
VAN DONGEN: Esto es totalmente ridículo, Pablo. Pareces un moro. ¡Otelo!
GUUS: Parece un tonto, repitiéndolo todo constantemente.
PICASSO: (indignado) Bueno, ya has acabado el cuadro, no? Pues nos vamos, Francesca.
VAN DONGEN: Pienso pintar una serie completa.
PICASSO: ¿De desnudos? ¿De ella? Ni hablar. Vámonos, Francesca.
VAN DONGEN: Espera, amigo. Tenemos que hablar. Ya he pintado más de un retrato de Francesca, lo sabes. Estos cuadros son realmente buenos, tienes que verlos. Sentémonos. Guus, deja eso y trae algunos de los retratos terminados.
GUUS: (apaga el fuego y aparta la olla) Voy, querido. ¿Me acompañas, Francesca?
FRANCESCA: Claro que sí.
PICASSO: De todas formas, no me vas convencer.
GUUS Y FRANCESCA salen tranquilas por la puerta del fondo. Los dos pintores se quedan charlando junto a la pequeña mesita cubierta de cacharros. VAN DONGEN gesticula entusiasmado, tratando de convencer al pintor español de alguna cosa. Mientras, PICASSO le mira, entre apocado y receloso.
ESCENA III
Van Dongen, Picasso
VAN DONGEN y PICASSO, sentados sobre las dos únicas sillas de la sala, siguen hablando de negocios en voz baja. La mesa, abarrotada de avíos de cocina y retratos de Francesca, oculta en parte sus figuras. Por fin, VAN DONGEN se levanta con gesto de satisfacción.Van Dongen, Picasso

PICASSO: ¡Cómo se te ocurre! ¡Eso ni mencionarlo!
VAN DONGEN: Tranquilo, Pablo. ¡Ja, ja! ¡El honor de los españoles! ¡Patético!
PICASSO: ¡Calla! ¡Me ofendes!
VAN DONGEN: No gritemos. Las mujeres nos van a oír. Mira, Pablo, tenemos un buen acuerdo. Yo me trajino... Perdón, pinto a Francesca y tú colocas los cuadros a tus amigos ricos. Para ti un treinta por ciento, hemos dicho. Así todos ganamos, no?
PICASSO: ¡No sé cómo me he dejado convencer!
FRANCESCA: (Desde el estudio) No ha resultado tan difícil, cariño.
PICASSO: ¡Descarada! (Volviéndose hacia Van Dongen) ¿Y Guus?
VAN DONGEN: Dentro, ya lo sabes. ¿Por qué lo preguntas?
PICASSO: (Cabizbajo) No, por nada.
VAN DONGEN: Vamos, Pablo, este es un buen acuerdo para todos. A Guus no le importa.
PICASSO: Entiendo. Ya no tiene remedio. (De repente, excitado) Oye, Kees... Sabes que tengo una fama... Mis cuadros se venden bien... Espero que este asunto no pase a la posteridad, ¿verdad, camarada?
VAN DONGEN: (Con aire de superioridad) Por supuesto, Pablo, por supuesto.
David Calvo Clemente: Guus, ¿está Kees? (2010)
Jonathan Richman: Pablo Picasso