Érase una vez una granja en la que había seis vacas lecheras que siempre daban los mismos litros de leche. Un día la dueña no podía mantener la granja y tuvo que vender una de las vacas. Desde entonces las vacas estaban tristes y dejaron de dar leche. La dueña no sabía la causa.
Al cabo de un tiempo, una amiga de la dueña se fue con su familia y contó que estaba triste por lo que había pasado en la granja. Entonces se dio cuenta de lo que le pasaba a las vacas. Cogió sus ahorros, compró de nuevo la vaca que su amiga había vendido y todas estaban contentas. Las vacas daban leche, la dueña estaba contenta y fueron felices.